SUSPIRAR VOMITAR Y MORIR EN EL AMOR | Presentación para libro de Roxana Palma Santibáñez por E Eme Cárdenas
Santiago,
Agosto 18 de 2016
SUSPIRAR VOMITAR Y MORIR EN EL AMOR
Ideas sobre el primer poemario de la poeta de la
Roxana Palma
El primer libro que publica la poeta
Roxana Palma Santibáñez (1993, La Unión), tiene por título “Suspiro, vómito y muerte”. Un poemario que es una carta (como diría el filósofo Pablo
Marchant), una carta de amor pero también una nota de advertencia.
El nombre que se ha escogido para este
libro, a simple vista incomoda. Incomoda porque algo orgánico como es el respirar también es un requisito para la vida; y comer es a la vez un placer, un pecado, y
hasta puede ser una necesidad. Morir, es lo inevitable, lo único seguro. Y la poeta se nos acerca, nos
entierra un cuchillo con un epígrafe de Sicosis 4:48 de Sarah Kane: “De todas maneras estará muerta en diez años”. Desde allí la inquietud es implantada en nosotros.
El amor es parte importante en esta
primera carta de Roxana Palma. El amor y el deseo, que a veces nos impiden
respirar, nos quitan el sueño. Deseo no
expresado y el la amante lejano lejana. A pesar de las advertencias, la búsqueda de la muerte nos atrae a la vida,
que se nos aparece desbocada, traspasando las fronteras y el control del sujeto
poético. Abandona su
estado de abstracción de inmersión provocado por el anhelo del suicidio,
para buscar la muerte en manos de la otra deseada. Un morir que se anuncia con
el desequilibrio: el suspiro, las ansias; hasta que se da el primer y
correspondido paso.
Roxana Palma Santibáñez, usando sombrero y capa, nos lanza
sus primeros versos, para soltar una poesía que luego se desnuda en la palabra femenina, que se desborda en
las hojas de este libro, haciendo que se escurran las tintas por las páginas, para confesar sus deseos. Ella, se
convierte en La Heroína del poema, que
se narra a sí misma e inicia su
viaje de búsqueda y encuentro
de La otra (Pilar, El Pilar, Su Pilar). Se libera de su represión, del estado de contención, para bailar y estallar en ese otro código; encontrar que -a pesar de la cercanía- la otra distante será siempre Una Otra y nunca Sí Misma: “No eras más mía que del viento, eso está claro, / pero a veces, solo a veces me
gusta creer que sí lo eres.”
Todo marcha de manera imperfecta en esta
escena porque este no es un cuento de hadas, Y el cuerpo avisa sobre el peligro:
No hay que alegrarse tanto por un hallazgo. El vómito es inverso a la naturaleza: el cuerpo no digiere, se enferma,
se intoxica, y es necesario liberarse desde las entrañas de aquello que nos hace mal. Es la náusea la alarma. Nos da la pista de que el dulce sabor que antes
tuvimos no duraría demasiado. Ese
estado de rechazo es la despedida del hallazgo: “en el living de esta casa / que está perdiendo la batalla ante un invierno / que ha convertido cada
alfombra en algas marinas, / -mi cuerpo flota sobre el océano-“.
Aquí se nos aparece el trance de la heroína, destapada, honesta, cuando en el dolor de la enfermedad no hay
nada que ocultar. La prosa poética revela la
traición y el olvido en
esta segunda fase del poemario: “y tú vas a sentir que
es lo máximo que te podría haber pasado en la vida y van a hacer
el amor mientras toses y te va a dar fiebre de tanto que te agitaste y ella no
va a parar y tú no vas a querer
que se detenga porque se te olvidó la enfermedad y el puto remedio se derramó en la alfombra”. Vomitar esa traición: “Lavé mis dientes / siete veces antes de
dormir, / si no sales de mi corazón / al menos te sacaré de mi boca”.
En la tercera y última fase del poemario, se nos aparece la divinidad: La Heroína, Pilar y Muerte. La muerte de una
proyección, del reflejo de
nosotras en los otros las otras y la supervivencia de lo que es realmente esta
heroína vengadora: “No terminarás con la poesía, / La poesía me hará acabar contigo”.
Esta aparición es engañosa sin embargo: ¿de quién realmente es esta muerte anunciada? ¿Del deseo? ¿De Pilar? ¿O del propio sujeto poético? Nos quedamos con esas preguntas,
mientras la poesía va sacando en
cara y reconociendo todas las carencias, las faltas, las traiciones
imperdonables. ¿Porque qué vale realmente la pena, como para permitir que
la poesía muera? Si muere
también moriremos nosotras
nosotros, las creadoras y los creadores, los las amantes, las heroínas los héroes, que van de frente.
Y aquí viene la claridad que nos salva en el preciso momento: la poesía no viene desde afuera, viene desde
dentro. “Me dejaste sangrar
/ hasta desvanecerme, / ni siquiera bebiste / de mi sangre que tanto amabas / y
se perdió como caudal de
barro”. Y como veranito
de san juan, como último aliento antes
de que nos cuente su poema, el hablante declara: “No podrán esta vez
adormecernos”.
Suspiro, Vómito y Muerte es la exploración de la poeta en la temática del amor como vía acceso hallazgo ejercicio de búsqueda de su propia voz. La exploración de sus obsesiones a través del flujo de la conciencia. Esa voz que se despierta y desborda en varias secciones de este poemario
para inundar y darle una ruta a su trabajo. Es una promesa de nuevas lluvias,
de nuevos libros y de poesía hablada desde el
cuerpo y la conciencia femeninas.
Elizabeth Cárdenas
Poeta
y Directora de La Joyita Cartonera
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